(Imagen: Youtube.)
Empiezan a pasar un día, dos, tres… y sin darte cuenta ya han pasado 25 años. Hablamos de la muerte de alguien que no debía haber muerto jamás y en cierta manera, no lo ha hecho. Hablamos de Tino Casal. Su música, su estilo, su estética, su arte, su forma de ver la vida… en definitiva, su legado sigue aún muy vigente entre nosotros. Porque Tino sobre todo fue un artista intemporal, que el tiempo lo situó en los años 80 y 90, pero podía haber vivido en el renacimiento, en el barroco o en el futuro.

La vida le dio un aviso con un pequeño accidente en una actuación que se complicó hasta llevarle al borde de la muerte en pleno apogeo de su carrera. Casi no lo cuenta. Le obligó a dar conciertos sentado y a llevar bastón el resto de su vida. Pero, todo lo envolvió entre sus dorados, rojos y estampados de leopardo y casi no nos dábamos cuenta del enorme sufrimiento por el que pasaba.

Un amigo me recuerda que asistió a varios de sus conciertos. Solamente ya, la puesta en escena era maravillosa con su trono dorado y dos enormes candelabros a los lados. ¡Qué visión! Uno más de la infame lista de los artistas que ya no veré en concierto, como David Bowie o Michael Jackson.

Y tras todo esto, ¿qué tema poner? El más conocido es “Eloise”, pero es el que menos me atrae. Me gustan mucho “Tigre bengalí”,  “Oro Negro”, “Póker para un perdedor”, “Histeria” e incluso “Champú de huevo”. Pero se cuál es la elegida, lo se desde el principio, porque cada vez que empiezan a sonar sus acordes se me ponen los pelos de punta y no puedo evitar bailar y cantar. La verdad es que me encanta y es una de mis canciones favoritas. Se que también es la tuya. Y sé que nunca te cansarás de escucharla, como yo.

Anabelj
TodoMúsicayMás

Embrujada. Etiqueta Negra, 1984.