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Los Chikos del Maíz, despedida y cierre

Los Chikos del Maíz han decidido separarse y emprender nuevos proyectos por separado. Pero no se van sin más. Nos dejan una pedazo de gira de despedida por todo lo alto.

Estas son las fechas previstas:

Julio
23 Alicante
30 Gopegi (Álava)
Agosto
5 Candeleda (Avila)
6 Burriana (Castellón)
28 Ripollet (Barcelona)
Septiembre
10 Carcaixent (Valencia)
15 Ginebra (Suiza)
16 Langnau (Suiza)
17 Lucerna (Suiza)

Puedes consultar nuestra agenda para completar la info.

Este es le comunicado que emitieron por redes sociales el pasado 2 de junio:

«Decía Paul Géraldy que «El más difícil no el primer beso sino el último» y tiene mucha razón, las despedidas son algo horrible. Precisamente por ello y con un nudo en la garganta, queremos mandar un beso enorme a toda esa gente que ha estado ahí durante todo este tiempo. Vosotros y vosotras sois Los Chikos del Maíz, sin vuestro apoyo nada de esto podría haber salido adelante, nada tendría sentido. Han sido once años de ilusión, de trabajo duro y de (aunque a algunos les joda) coherencia valiente. La coherencia no es sólo repetir eslóganes, es también cabalgar contradicciones, reconocer que te has equivocado y rectificar: sólo los líderes religiosos y los idiotas nunca se equivocan, e intentamos huir tanto de unos como de otros.
Han sido once años increíbles, llenos de momentos maravillosos y de episodios y situaciones más amargas. Somos el último despojo de la Guerra fría, los hijos políticos del «No a la guerra» de 2003 y la consecuencia directa de casi 25 años de desfalco, tropelías y corrupción en el Ayuntamiento de Valencia. Estuvimos en La Traba cuando asesinaron a Carlos Palomino, en las plazas cuando estalló el 15M, rapeando para La Tuerka cuando a un profesor con coleta lo seguían cuatro frikis de extrema izquierda por Youtube. Estuvimos ahí por Palestina, por Cuba, por el pueblo Saharaui, por los Kurdos, por los jóvenes vascos detenidos, los estudiantes de la Primavera Valenciana, los mineros o los jornaleros andaluces. Con nuestras cosas, a veces metiendo la pata, a veces siendo unos bocazas indómitos. De hecho se nos podrá acusar de muchas cosas y hemos cometido un montón de errores, pero nunca se nos podrá acusar de no haber estado siempre ahí. Con los trabajadores, con los más débiles, con los de abajo. Y por eso rodeamos el Congreso, recibimos a los mineros en Madrid, financiamos a la PAH, denunciamos la prisión de Otegi y somos incapaces de recordar cuántas veces hemos tocado para pagar multas y sufragar gastos judiciales de aquellos que, de alguna manera u otra, se dejan la piel por un mundo más justo. Se nos ha difamado y calumniado hasta niveles ciertamente insoportables; se nos ha censurado y cancelado conciertos más veces de las que nos gustaría. Hemos tocado en la calle, en okupas, en plazas, en sedes sindicales, en universidades, en fiestas populares y hasta de mañaneo en las raves. Hemos estado en los piquetes de todas las huelgas generales y, modestia aparte, siempre estuvimos los primeros cuando, durante nuestra etapa universitaria, hubo que encerrarse en las aulas o asaltar un rectorado. Trascendimos las fronteras y llevamos nuestra música a Venezuela (ejem), Colombia, Reino Unido, Alemania… y hasta este verano haremos una mini-gira por Suiza (ejem). Visto con cierta perspectiva da mucho vértigo: probablemente sin el grupo no hubiéramos viajado más allá de Benidorm o los Pirineos y Toni seguiría de cristalero en una fábrica y Nega de soldador instalando gas.
Precisamente por ello, somos de esos románticos que piensan que hacer canciones reivindicativas no es militar, la militancia es algo mucho más jodido. Viajar por medio perro mundo y que te inviten a beber en todas partes no es militar. La militancia es pasar frío, es patear manifas y que los antidisturbios te den de hostias, es comerse reuniones eternas que no conducen a ningún sitio, es viajes en autobús de cinco horas, es pagar la maldita cuota. Para nosotros el grupo sólo es un hobby que terminó convirtiéndose en un trabajo bien remunerado. Dicho esto, no tenemos ningún sonrojo en decir que también hemos tocado para macrofestivales por cantidades de dinero que, aunque sean «lo normal», a nosotros (obreros hijos de obreros) nos siguen resultando indecentes. Pese a ello nunca lo hemos ocultado ni jugado a ningún doble juego: siempre hemos dicho que es mejor tocar en un festival que trabajar para un cabrón que te explota por 600 euros al mes.
Esto no es ninguna hoja de servicios o un currículum vitae: en todas esas luchas y experiencias aprendimos algo y no se puede entender nuestra trayectoria vital y artística sin todos esos compañeros y compañeras de los que tanto hemos aprendido. Aprendimos a luchar, a no ceder, a ser fuertes frente las adversidades y a enseñar los dientes frente la injusticia. Y a reír. Aprendimos a reírnos de todo y de todos, especialmente y lo más importante, de nosotros mismos. También algunas hostias nos han caído por el camino, es inevitable si te posicionas y las asumimos con toda la dignidad del mundo porque sabíamos que pasaría desde el día uno.
También queremos mandar un abrazo enorme a los haters, los mismos que criticarán este comunicado y lo rastrearán con lupa en busca de alguna contradicción o falacia. El que nos acusa de vendidos, el que nos llama revisionistas, el que te critica por tocar en determinado festival y luego está en primera fila dando botes, el que viene a nuestros vídeos a poner «Puchito»: vosotros también sois Los Chikos del Maíz. Siempre al pie del cañón, haciendo subir las visitas o avivando los debates. La verdad es que nuestro grupo sin haters sería tan inconcebible como sin «Pasión de Talibanes» o las Rayban. Siempre al acecho, siempre tomando nota, siempre con la lupa puesta, fuera para recordarnos que molaban más las maquetas, fuera para criticar que Nega apoya a Podemos o fuera para preguntarse «¿por qué si son comunistas cobran por tocar y tienen un móvil?» Sois los mejores.
Once años dan para mucho. Sabemos que suena terriblemente arrogante pero nos vamos y nos despedimos con los deberes hechos: hemos llevado el rap político a lo más alto de este país, joder hasta nos dieron un premio. Parecía impensable que un grupo tan marcadamente político como el nuestro pudiera compartir números, público y escenario con los más grandes de la escena. Y así ha sido, sin renunciar a lo que somos ni ocultar de dónde venimos. Pateamos el tablero con un discurso marcadamente marxista, antifascista y, en última instancia, feminista (con mayor o menor fortuna). Pasó el tiempo, los años fueron corriendo a una velocidad de vértigo y conseguimos lo más difícil; mantenerse. Mucha de la chavalería que ahora nos sigue apenas tenía cuatro o cinco años cuando sacamos «Miedo y Asco en Valencia», de alguna manera supimos conectar con las nuevas generaciones. Pese a ello, la vida es una constante sucesión de etapas y hemos considerado -durante la celebración del XX Congreso Extraordinario del Soviet Supremo Mazorkil- que ahora una etapa llega a su fin: el uno de enero de 2017 Los Chikos del Maíz declaran un alto el fuego «permanente, general y verificable». Bromas de esas que encantan al PP aparte, han sido once años (que se dice pronto) de los cuales cerca de seis han sido prácticamente enlazando una gira con otra. Necesitamos tiempo para respirar, pensar, reflexionar.
Gracias por estos once años maravillosos. Vosotras que leéis esto sois los únicos responsables. La parada es indefinida pero seguirán surgiendo cosas, quizá Riot Propaganda, quizá «Flores para Jean Seberg», quizá Rawpublik, quizá otros proyectos, libros, política, funambulismo sin red, venta de fruta ambulante, quién sabe. Será delicioso ver a los haters especular.
Sólo nos queda recordar al borracho cuando dijo: «Es una pena irse, esto empezaba a ponerse divertido».
La Mazorca ha muerto. Viva la Mazorka!!
Volveremos. Y venceremos.
Los Chikos del Maíz, Caracas, 2 de Junio de 2016.»

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